gallego

vino rosado

vino rosado gallego es muy apreciado en la gastronomía, no solo por su increíble sabor, sino también por sus matices afrutados. Debemos tener en cuenta que este tipo de vino proviene de la maduración temprana de un vino tinto, pero que guarda gran parte de todas esas propiedades que tanto nos gustan.

Además, el resultado es una bebida con un color rojizo muy impresionante y en boca tiene un carácter ácido propio de los vinos locales. Proporcionar equilibrio y frescura, convirtiéndolo en una de las elaboraciones más preciadas.

En el pasado, ninguna de las denominaciones de origen gallegas admitía este tipo de elaboración. Pero poco a poco se ha ido haciendo un hueco en las listas de productos y se ha convertido en uno de los favoritos.

Por eso hoy, esta tierra despierta interés y la elaboración se realiza de forma artesanal, cuidando todos los detalles para obtener un magnífico resultado, que podemos disfrutar en la mesa.

Elaboración de vino rosado gallego

Este tipo de elaboración es muy particular, ya que se puede decantar de dos formas, el vino normal que todos conocemos y el espumoso. Para ambos resultados partimos de la misma raíz, que es la viñedo.

Dependiendo de donde venga la cosecha tendrá un sabor u otro, recordemos que en Galicia existen 5 Denominaciones de Origen a tener en cuenta: Rías Baixas, Valdeorras, Ribeiro, Ribeira Sacra y Monterrei.

Todos tienen una agricultura diferente y una forma diferente de tratar sus viñedos. Asimismo, la tierra, aunque similar, tiene propiedades típicas de la región, haciéndolas más dulces, más ácidas o con diferentes matices. Todo esto también se aplica al vino rosado gallego, es decir, dependiendo de la procedencia de la uva, este será el resultado final.

A continuación, una vez hemos recolectado y tenemos el fruto, debemos procesarlo extrayendo todo su jugo y almacenándolo en barricas tradicionales. De este modo, comenzará el proceso de fermentación, que adquirirá el sabor y matices deseados.

Y aquí viene la parte más importante de todo el proceso. Si queremos hacer un rosado de calidad, entonces debemos parar la fermentación a la mitad del proceso, ya que si continuaba se convertiría en un rojo.

Luego es embotellado y procesado para ser servido en la mesa, listo para beber y disfrutar. Pero en caso de que quieras hacer un vino espumoso, entonces debes hacer una segunda fermentación.

Por tanto, se incluirían levaduras y otros ingredientes para reactivar el proceso y así obtener un vino espumoso de calidad.

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¿Cómo se debe servir?

Te vamos a dar los mejores consejos para poder degustar vinos rosados gallegos, de tal forma que no pierdan sabor y conserven todas sus propiedades.

  • Para empezar, debe mantenerse entre 7 – 8 grados, es decir, no se debe guardar en nevera, ya que entonces puede tomar tintes más ácidos. Así, podemos disfrutar de sus sabores más sencillos, afrutados y deliciosos. Perfecto para acompañar desde mariscos, hasta ensaladas frescas y carnes blancas ligeras.
  • Además, es importante beberlo en una copa especial para este tipo de vino. Ya que, vino rosado gallego no solo se saborea con el paladar, sino también con el olfato. A medida que lo degustemos, los aromas de la región nos impregnarán, transportándonos a esta hermosa tierra.

De este modo, podemos disfrutar de una combinación muy agradable de aroma y sabores, acompañándolo con todo tipo de platos y aperitivos.

¿Qué hace especial al vino rosado gallego?

Como hemos explicado anteriormente, dependiendo de la región en la que se cultive la uva se puede obtener un resultado u otro. Pero todos comparten la misma esencia. El color de este vino puede tener un amplia gama de posibilidades eso también cambia parte del sabor.

Desde el la mayoría de los tonos rosa frambuesa, característico del Sousón y Castañal, a los más pálidos, como si fuera la piel de un melocotón, más propio del Merenzao.

Aunque queremos resaltar los colores más rosados, vienen de Merenzao, Mencía y Caíño Tinto. Todo en función de si lo queremos más rojizo o más cobrizo, aunque todos comparten un sabor muy intenso y afrutado.

A continuación, el cuidado que se pone en el tiempo de elaboración, consiguiendo que resalte el carácter ácido de la zona, junto con un equilibrio y una frescura muy apreciada.

De esta forma se consigue una armonía entre dulzor y acidez que convierte a este vino rosado gallego en uno de los mejores del mundo, no sólo por su Denominación de Origen, sino por todas las arte e historia detrás de él.